LA CLASE POLÍTICA

Tal y como era de esperar La Perla, como establecimiento hotelero de máxima categoría en la ciudad -al menos durante una parte importante de su existencia-, no ha sido ajeno a los devenires políticos de cada momento. En principio nos podría bastar con repasar el capítulo que en este libro se le dedica al hotel como sede de mandatarios para hacernos una idea del papel desempeñado por este establecimiento en los vaivenes políticos.
Pero hay otras historias en torno a La Perla que se escapan del ámbito de monarcas, mandatarios, o gobernantes, y que inciden directamente en la historia política, y que son las que aquí vamos a tratar de recopilar.
Para empezar cabe reseñar que el sistema electoral de elecciones municipales y La Perla nacen el mismo año, en 1881. Y en aquellos primeros años de andadura de la Fonda La Perla eran muy habituales en la prensa local y provincial las alusiones a la presencia de diputados electos en el comedor y en las habitaciones de este establecimiento.
El primer líder político verdaderamente carismático lo conocemos en el mes de julio de 1892, que es cuando acude a Pamplona Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores, que acudió a Pamplona a dar un mitin en el frontón de la Mañueta. Posteriormente volvió a alojarse en La Perla en una visita que hizo a Pamplona en 1912.
Los periódicos locales, allá por el siglo XIX, se hacían eco con relativa frecuencia de las continuas tensiones entre carlistas y liberales. Las guerras carlistas, aunque finalizadas, habían dejado su poso. Y en el caso concreto de La Perla, establecimiento que acogía a cuantos líderes políticos se acercaban a Pamplona, era ya habitual que la ciudadanía se concentrase ante el establecimiento para manifestar su rechazo o su adhesión al político de turno, como le pasó a Ramón Nocedal y a tantos otros. En varias ocasiones la ciudad asistió al curioso espectáculo de ver como, simultáneamente, los liberales se concentraban en la Plaza del Castillo, ante el hotel, y a la vez lo hacían los carlistas en la calle Estafeta, también ante el hotel. Unos aplaudían y vitoreaban al líder, los otros le silbaban y le abucheaban. La ubicación de unos y de otros era siempre la misma, pues en la calle Estafeta, frente al hotel, estaba la sede del Círculo Carlista.
Tuvo que ser un ministro del gobierno de Sagasta, en concreto el ministro de Hacienda, Germán Gamazo, quien con su intento en los años 1893 y 1894 de equiparar fiscalmente a Navarra con el resto del estado, consiguiese unir en Navarra a todas las facciones políticas en torno a una única causa: la defensa de los Fueros, con la que vino también la petición unánime de la retirada de aquél proyecto de ley y la inmediata dimisión del ministro. Aquella revuelta popular contra Gamazo y su proyecto de Ley se denominó “la Gamazada”. En torno a esta noble causa se unieron la totalidad de los grupos políticos existentes en Navarra, la Diputación, los Ayuntamientos, los gremios, las sociedades de recreo, los medios de comunicación, etc.; creándose para ello el 12 de junio de 1893 la Junta Fuerista, que tenía su cuartel general en tres establecimientos de la Plaza del Castillo que, más de un siglo después, siguen en el mismo sitio y llenos de vida; eran el Nuevo Casino, el Café Iruña, y el Hotel La Perla.
Enmarcada en aquella revuelta popular de carácter fuerista está la presencia en La Perla a finales de agosto de 1893 del diputado Joaquín Llorens, conocido entonces por su defensa a ultranza del régimen foral navarro, y a quien la Junta Fuerista ofreció en este hotel un banquete-homenaje en agradecimiento a su testimonio y a su posicionamiento de la apoyo a la causa navarra.
Habitual en esos meses, en diferentes reuniones de la Junta Fuerista, fue la presencia en La Perla del también diputado –por la merindad de Estella- Juan Vázquez de Mella.
Aquél pulso político entre Navarra y el estado finalizó en 1894 con la retirada del proyecto de ley por parte del gobierno central, y con la dimisión del ministro Germán Gamazo. La propia Diputación había viajado a Madrid aquél mes de febrero para entrevistarse con el ministro, con el presidente del gobierno, y con la Reina Regente. Esta última, viendo que a Navarra no se le podía doblegar, y asesorada por el general Arsenio Martínez Campos (otro cliente asiduo de La Perla), fue quien tomó la decisión de dar marcha atrás en beneficio de Navarra. Sobra decir que los Diputados navarros que se habían desplazado a Madrid fueron recibidos multitudinariamente. A este recibimiento vino también una representación de Vizcaya, que se alojaron en La Perla, a cuyo frente estaba Sabino Arana Goiri (impulsor del nacionalismo vasco, y posteriormente fundador del Partido Nacionalista Vasco), que también acudió al acto de recibimiento convocado en la localidad navarra de Castejón, así como al banquete que en el comedor del Hotel La Perla sirvió para homenajear a los Diputados navarros y a su firme y valiente actitud en Madrid, a la vez que en el exterior del hotel la multitud entonaba el Gernika’ko Arbola.
En junio de 1919, el día 17, el Centro Maurista de Pamplona alojó en La Perla a varios compromisarios políticos. En el verano de ese mismo año en el comedor del hotel se puede ver a Julio Ruiz de Alda, que años más tarde sería uno de los impulsores de la fundación de Falange Española. En esa misma época, y también en años posteriores, vemos también al Círculo Jaimista como uno de los clientes habituales de los servicios de La Perla.
Al diputado a Cortes, y senador, Valentín Gayarre lo vemos alojado en el hotel varias veces en los años veinte y en los años treinta en calidad de compromisario político.
El 20 de septiembre de 1928, invitado por la Acción Social, se aloja en el hotel el político José Mª Gil Robles, al que veremos de nuevo en este hotel el 30 de septiembre de 1929, el 11 de septiembre de 1930, y varias veces más en la década siguiente. Gil Robles, que llegó a ser ministro de la Guerra en 1935, fue el creador de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas).
El advenimiento de la II República Española vino precedido en La Perla por dos comidas servidas los días 12 y 13 de abril de 1931 al Círculo Jaimista. Como dato curioso hay que decir que en la entrada del hotel las autoridades republicanas ordenaron que en el buzón (un escudo de Navarra tallado en madera, colocado en 1912 con motivo de la visita de Alfonso XIII) se eliminase la corona, ornato este que fue retirado hasta 1936. Durante el periodo republicano el hotel acoge actos del Círculo Tradicionalista, de la Juventud Tradicionalista, de la Sociedad Tradicionalista, de la Comisión de Propaganda Tradicionalista, de la Liga Católica de Acción Social, de Renovación Española, y del Círculo Radical Socialista.
Otro cliente histórico, escritor de oficio, es Emilio Palomo Aguado (Toledo, 1898), miembro destacado del Comité Revolucionario Republicano, que visitó el hotel en los sanfermines de 1932, un año después de salir de la Cárcel Modelo y de ser nombrado en junio de 1931 Gobernador Civil de Madrid. Fue compañero de prisión, en 1930, de Niceto Alcalá Zamora, de Largo Caballero, de Casares Quiroga, y de Miguel Maura, entre otros. Emilio Palomo Aguado, miembro del Partido Radical Socialista, llegó a ser en 1933 ministro de Comunicaciones en el VI Gobierno de la República presidido por Martínez Barrio; y en las elecciones de febrero de 1936 salió elegido diputado por Toledo como candidato de Izquierda Republicana. Al estallar la guerra se exilió a Méjico, en donde fue miembro de la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles).
En mayo de 1933, el día 14, se alojaba en la habitación número 30 del hotel Luis Jiménez de Asúa (Madrid, 1889 – Buenos Aires, 1970), que fue un destacado jurista y político. Era diputado a las Cortes Constituyentes por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en donde presidió la comisión parlamentaria encargada de elaborar la Constitución de la II República; participó, igualmente, en la redacción del Código Penal (1932); incluso llegó a ser vicepresidente de las Cortes tras las elecciones de febrero de 1936.
Un año más tarde, en agosto de 1934, acude al hotel el fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, que en uno de los salones del establecimiento procedió a fundar en Navarra la delegación provincial de la organización política que él había fundado en 1933 en el madrileño Teatro de la Comedia. Aquél 15 de agosto se reunieron en el hotel los cincuenta delegados de las organizaciones locales; presidieron el acto José Antonio y Julio Ruiz de Alda. Tras el acto político celebraron una comida.
Al sucesor de José Antonio Primo de Rivera, en la Jefatura Nacional de Falange, Manuel Hedilla, lo vimos en La Perla manteniendo intensas reuniones en los meses previos al inicio de la guerra con los camaradas navarros; debatían sobre la conveniencia de respaldar o no la sublevación que se preparaba. Algo similar sucedía con Domingo Fal Conde, líder tradicionalista y sus compañeros carlistas, pues una institución militar como la de los requetés no era algo que se preparase en un día.
Al margen de todos estos líderes políticos, y teniendo en cuenta que desde 1939 hasta 1975 no hubo legalmente más actividad política que la que emanaba del régimen de Francisco Franco a través de su FET de las JONS, podemos decir que durante todo ese amplio paréntesis el hotel no acogió a líderes políticos destacados, tan sólo a algunos cargos del régimen.
La transición política y la instauración de la democracia le hicieron a La Perla, por su ubicación en la céntrica Plaza del Castillo, ser testigo en primera fila de desórdenes, huelgas y violentos incidentes. Imposible olvidar los trágicos sucesos que vivió la ciudad en las fiestas de 1978; aquella noche la Policía Armada irrumpía en el hotel tratando de detener a un cliente que les había fotografiado desde la habitación.
En 1979 llegó a alojarse en el Hotel La Perla el diputado navarro Ángel García de Dios, miembro electo de la primera Diputación democrática por el partido político independentista Herri Batasuna. José Estornés Lasa, uno de los históricos del nacionalismo vasco en Navarra, se alojó en el hotel en los años ochenta en numerosas ocasiones, habiendo fundado en esa época –tras abandonar su militancia en el Partido Nacionalista Vasco- el Partido Napartarra.
El 30 de junio de 1990 se alojaban los cantantes Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina, trovadores y símbolo de la revolución sandinista nicaragüense. Habían acudido a Pamplona invitados por la Comisión de Peñas para participar en un festival de estas.

Durante la segunda quincena del mes de mayo de 1991, invitados por el Gobierno de Navarra, dos ex guerrilleros colombianos se alojaron en el Hotel La Perla. Carlos Uribe Restrepo, de 34 años y ex guerrillero del E.P.L., y Fabio Mariño Vargas, también de 34 años y ex guerrillero del M-19, en calidad de miembros del recién creado partido colombiano “Alianza Democrática / M-19”, se desplazaron a Pamplona para seguir de cerca, y conocer, todo el proceso electoral de los comicios municipales navarros. Recientemente la guerrilla colombiana había abandonado las armas, y se disponía –constituida en el partido político A.D. / M-19- a colaborar en el proceso democrático que en ese momento vivía su país. Ambos guerrilleros, que habían vivido la cultura de la guerra, se presentaban en España como impulsores de la paz.
Carlos y Fabio, durante su estancia en el hotel –de la que se hicieron eco diversos medios de comunicación- se alojaron en la habitación 114. A su salida, muy agradecidos por el trato recibido en este establecimiento, firmaron para el hotel una breve nota afectiva como un signo de gratitud.
Se da la circunstancia de que Fabio Mariño, cuyo nombre de guerrillero era “Comandante Hipólito Blanco”, una semana antes de alojarse en el hotel asistía a la apertura de diligencias judiciales contra él por haber participado en un secuestro relacionado con la toma del Palacio de Justicia en Bogotá, por parte del M-19 en 1985.
Carlos Uribe había abandonado las armas en marzo de 1991 para dedicarse a la política; tuvo que hacer la campaña electoral en su país en un coche blindado, con chaleco antibalas, y con escolta oficial.
Durante estos últimos años del siglo XX, y primeros del XXI, el salón de La Perla es testigo de varias e importantes asambleas políticas de Batzarre, un grupo político de izquierdas que en este hotel tomó decisiones tan importantes como la de incorporarse electoralmente a Euskal Herritarrok, o la de desligarse de esa coalición por no ser capaces de desmarcarse del terrorismo de ETA.